La psicología para superar el duelo
Cuando fallece un ser querido, parece que se acaba el mundo. Esto es lo que sienten muchas personas cuando sufren la pérdida de un familiar cercano, ya sea ante una situación esperada o inesperada.
Es cierto que existen duelos mucho más dolorosos que otros. Por ejemplo, que unos padres pierdan a su hijo es muy duro. Lo es porque se escapa de la normalidad ya que, por ley de vida, lo normal es que los padres falleciesen antes.
Beneficios de la risoterapia
Existe una tendencia a pensar que, cuando hablamos de vida saludable, nos centramos en el bien que nos puede causar el hecho de realizar ejercicio físico o las ventajas que tiene seguir un dieta sana y equilibrada a diario. Existen muchas más cosas que nos pueden hacer sentir mejor, tanto a nivel físico como mental. Solo te falta descubrirlas. Para empezar, vamos a darte una pista. Seguro que te gusta estar todo el tiempo que puedas de buen humor y también interactuar con otras personas que te transmiten alegría. Es algo normal, pero no siempre es posible. Sin embargo, lo que podemos decirte es que hay que hacer por reírse, así que hoy te vamos contar los beneficios de la risoterapia.
La terapia de pareja no funciona: ¿por qué puede ocurrir?
¿Sientes que la terapia de pareja no funciona? No suele ser lo habitual, pero tampoco es descabellado en ciertos casos concretos. Vamos a tratar de explicarlos en este siguiente artículo de nuestro espacio. Esperamos y deseamos que os sirva de ayuda.
Psicología y coronavirus: ¿cómo manejar nuestras emociones?
La relación entre psicología y coronavirus es clara y estrecha. Afrontar estos duros momentos que nos ha tocado vivir no siempre en sencillo y son muchas las personas que buscan ayuda para poder afrontarlos de la forma más correcta y sana para nuestra salud mental.
Afrontar el coronavirus desde la psicología
Nos encontramos en un momento que es innegablemente difícil para todos. La pandemia por COVID-19 nos ha afectado a todos sin excepción, modificando nuestra vida de principio a fin. Por eso, nos gustaría aprovechar estas líneas para ofreceros algunos consejos sobre cómo afrontar el coronavirus desde la psicología, de manera que podemos enfrentarnos a estas nuevas situaciones de una manera más adecuada.
Señales que te indican cuándo ir al psicólogo
Decidir cuándo ir al psicólogo puede convertirse en una decisión difícil de tomar. Posiblemente, sea uno de los pasos más importantes que puede dar una persona a la hora de recuperar e incrementar su bienestar general, de ordenar su día a día y fortalecer su toma de decisiones.
La depresión infantil
Quizá cueste creerlo, pero la depresión infantil es un problema muy serio al que hay que enfrentarse por sus posibles consecuencias negativas. No hay que olvidar que estamos hablando de personas que todavía no poseen una madurez total, por lo que son mucho más vulnerables a cualquier problema. Conocer sus causas y sus síntomas es fundamental para tratar de ayudarles a superarlo.
¿Qué es la terapia de pareja?
Seguramente hayas escuchado hablar de ella, lo hayas visto en artículos o incluso en películas. La famosa terapia de parejas que muchas personas ven como algo extraño pero que, sin embargo, puede resultar de gran utilidad.
Mentiras y verdades.
Miénteme, dime que me quieres y que me has estado esperando durante todo este tiempo, le pidió el Johnny Guitar (Sterling Hayden), un pistolero del oeste americano en la Vienna (Joan Crawford), una bailarina y antiguo amor con quien se reencuentra al cabo de los años en la película “Johnny Guitar” estrenada en 1954 y ella le responde te quiero aunque sea mentira y te he esperado todo este tiempo, pero menten, le decía la verdad.
¿Por qué mentimos?
Cada uno podría dar varias respuestas y la lista sería larga. Mentimos por vergüenza, por orgullo, por no quedar mal, para ser aceptados y queridos, para tener protagonismo, para no ofender, por compasión, por no hacer daño y para hacer, porque no nos castiguen, por tener poder, para conseguir lo que queremos, porque no podemos soportar lo que nos está pasando y escondemos la cabeza bajo el ala, … También mentimos por falta de conocimiento de muchas cosas y damos por bueno lo que nos cuentan sin contrastarlo. A veces la intención es engañar a los demás, pero también nos auto engañamos y en este caso es más probable que sea de manera inconsciente para conocerse a uno mismo es una tarea difícil y la realidad es interpretable.
Nadie puede vivir al margen de la mentira porque forma parte del bagaje humano y está bastante arraigada socialmente. Hay quien cree que a veces puede facilitar el trato entre las personas y que ocasionalmente puede ser una solución, pero también a veces sería más fácil decir la verdad, aunque la vida tanto se puede complicar mintiendo como diciendo la verdad, se debería ver en casos concretos para medir las ventajas y los inconvenientes. George Orwell dice que en un tiempo de engaño generalizado, decir la verdad es un acto revolucionario.
Significados de la experiencia de mentir
Hay factores que tienen una gran influencia en este comportamiento como son la moral, la educación y las prioridades, los propios valores tienen la fuerza de regular hacernos por principios más o menos normativos o permisivos en las respuestas que damos a los demás y el que ponemos delante en cada contexto toma fuerza. Si has aprendido a mentir y te lo permites es más probable que lo hagas, en cambio si tienes tendencia a no mentir, cuando lo haces es más fácil que te sientas bien. Por ejemplo, ante una situación que decir la verdad tendrá consecuencias negativas, hay personas que priorizarán evitarlas a base de una mentira y otras que priorizarán decir la verdad a pesar de “el castigo”. El significado de la experiencia de mentir es subjetivo.
A menudo se confunde la mentira con la excusa cuando en realidad excusarse quiere decir otra cosa, significa alegar, dar motivos, argumentar el porqué se ha hecho o ha dejado de hacer algo, pero de manera responsable, no haciendo trampa. Hay también una distinción entre callar y mentir o engañar, porque una cosa es no decir lo que piensas y otra es decir lo que no piensas y naturalmente también callando puedes engañar, por ejemplo, callar una infidelidad a la pareja no excluye la engaño.
Emociones y estrategias
La emoción más común y de base de la mentira sería el miedo, el miedo a mostrarnos tal como somos, a no ser aceptados, al castigo, a perder lo que tenemos, a hacer daño, a aceptar la realidad como nos viene dada y pueden ser mecanismos conscientes o inconscientes, pero también hay quien utiliza el engaño de manera consciente para tener poder y como estrategia para conseguir lo que se quiere en cada momento según sus prioridades. El problema es que en general, quien recibe mentiras no las digiere bien y generan desconfianza, pudiendo llegar a ser un gran inconveniente en las relaciones, sobre todo, en las más cercanas porque aunque aceptamos a las personas que queremos tal como son, con sus verdades y sus mentiras, la mayoría de gente cuando se sabe engañada, le puede generar un conflicto.
Cuando se observa el crecimiento de un niño resulta curioso ver como hay un día que inevitablemente, llega la mentira intencionada. Se dice que la habilidad de mentir se aprende a partir de los 3 años, primero de manera inconsciente dentro de un mundo de fantasía y va evolucionando desde la inconsciencia hasta la intencionalidad, más o menos, a partir de los 7 cuando ve ciertas ventajas en el hecho de mentir, a menudo para evitar el castigo, y si en el entorno que vive se miente de manera cotidiana, por imitación del aprende como algo normal. Primero nos dicen que no hay que mentir, de mayores se agrega que a veces algunas mentiras se pueden decir y luego nos hacemos con las mentiras y las verdades de manera muy subjetiva.
Está claro que la verdad es lo que es y la mentira es lo que no es, pero es oportuno, considerar que si la realidad es interpretable, la mentira y la verdad en muchos casos no serían absolutas, si bien esto se debe diferenciar de la mentira intencionada y de tergiversar lo que sí es verdad. Dando significado a nuestra experiencia podemos vivir como ciertas cosas que no lo son tanto y viceversa, porque podemos cambiar el significado, pero esto no tiene que ver con mentir o no, este caso tiene más que ver con los que aseguran que el vaso está medio vacío, por el contrario los que aseguran que el vaso está medio lleno.
Se puede hablar en algún momento de patología?
Hasta aquí, casi podríamos decir que mentimos porque somos humanos y estamos vivos y que cada uno podría hacer su propio balance del hecho de mentir, de la misma manera que con esta premisa podemos ser más o menos tolerantes con las mentiras de los demás, pero cuando se convierte en un hábito personal seguramente nos traerá más problemas que soluciones.
Hablaríamos de cuando se construye una personalidad donde las mentiras son sistemáticas, persistentes, recurrentes y desproporcionadas, agravándose si son inconscientes. Es preocupante por la persona que miente y por los que lo rodean para que crean un clima de desconfianza en encontrarte ante una persona completamente desconocida y en la que no cruzarás ni cuando diga la verdad. Kant dice que acabas desconfiando de lo que te ha mentido y es un obstáculo para vivir en sociedad ya que la confianza es el vínculo saludable entre las personas.
El hábito de mentir es lo que podría transformarse en un trastorno de la personalidad que consistiría en construir una vida de fantasía quedando atrapado en una especie de farsa desproporcionada en relación a cualquier ventaja que se pueda obtener, pasando de un engaño consciente y deliberado a quedar convencido del propio engaño de manera inconsciente.
A base de mentir puedes perder el norte porque no es un camino de tierra firme, hay un aforismo del Mark Twain que dice Di la verdad aunque sólo sea para no tener que recordar lo que habías dicho, pero quien tiene el hábito de mentir siempre puede decir que no recuerda lo que ha dicho y es probable que sea cierto, no por falta de memoria sino de consistencia de sus palabras, o negarlo y así seguir mintiendo, la cuestión es grave cuando no se controlan la cantidad de mentiras que se dicen y conlleva problemas con el entorno.
Termino con un proverbio judío que dice Con una mentira se puede ir muy lejos, pero no hay esperanzas de volver.
Las emociones
En el origen latino la palabra, emoción (emovere) significa “agitar”, quiere decir que responde a una agitación del ánimo, es como el motor que nos mueve a hacer algo o que nos pone en marcha.
La emoción es una percepción de los sentidos, una reacción fisiológica donde no interviene la voluntad ni la racionalidad, es breve, rápida e intensa, puede responder a estímulos internos o externos inesperados. La reacción emocional es incontrolable, es el cuerpo el que reacciona, la mente sólo interpreta este estado somático y le pone un nombre: miedo, ira, alegría …
Coloquialmente decimos que estamos emocionados cuando sentimos una alegría intensa, tradicionalmente se ha hecho esta asociación y todos nos entendemos si alguien dice que está emocionado. También lo decimos cuando alguna persona llora, en cambio no se suele decir que una persona se ha emocionado cuando está furiosa y menos cuando tiene miedo.
En la literatura se encuentran diversas clasificaciones, aunque hay un cierto consenso a la hora de hablar de cuatro que son básicas: el miedo, la tristeza, la alegría y la ira; por sí mismas no pueden considerarse ni positivas ni negativas, tampoco neutros y, todas son necesarias porque son reacciones adaptativas de nuestra evolución, forman parte de la vida. Sin emociones no se podría escribir la historia de los humanos y el problema para sobrevivir sería no sentirlas, de la misma manera que sería un problema no disponer de recursos para regularlas.
Si las emociones son la esencia de nuestro estado de ánimo y queremos saber qué nos pasa, qué hay en el origen de lo que sentimos, será necesario conectar para identificar la emoción básica. La pregunta íntima sería “que siento en este momento?”, Es el primer paso para aprender de nosotros mismos y poder nos lo explicó cuál será el segundo paso. Cuando lo podemos expresar a partir de nuestro potencial interior (sea de manera íntima o compartida), conseguimos liberar tensiones, tristezas, alegrías, satisfacciones, etc, y nos permite canalizarlo, decidir qué hacemos de manera consciente. Un ejemplo de canalización es hacer una actividad creativa, plasmarlo a través de la escritura, de la música, de la pintura, etc.
La barrera entre emociones y sentimientos es difusa y a menudo se utilizan como sinónimos, pero hay algunos matices que los diferencia, los sentimientos son más elaborados que las emociones, participa la mente, tienen mayor duración en el tiempo y son más persistentes . Con el sentimiento, nos hacemos conscientes de la emoción. Por ejemplo, la pérdida de un ser querido, puede provocar intensas emociones de tristeza o de rabia, y manifestarse fisiológicamente con lágrimas, angustia, etc., los sentimientos serían más bien, de pena, de injusticia, o de nostalgia .
Las emociones, los pensamientos y las conductas forman parte de un proceso global y sistémico, no se pueden separar, interaccionan y se retroalimentan continuamente y con estos tres elementos nos construimos psicológicamente hablando.
En las emociones no podemos acceder directamente, pero sí podemos moldearlo a través del pensamiento, haciendo de ello conscientes y de la conducta. Allí donde podemos actuar es en la forma de interpretar la marea (de hormonas y transmisores) que se desencadena.
Lo que nos decimos y nos contamos de las experiencias que vivimos, el sentido que le damos, las actitudes y lo que hacemos incide en el estado de ánimo, tiene mucha fuerza y nos predispone tanto por el bienestar como por el malestar. La experiencia no es lo mismo que el sentido de la experiencia. Cada experiencia vivida puede tener más de un relato.
A veces construimos sentencias que son disfuncionales para vivir felices, personajes enquistados de los que no nos podemos desprender y que no te ayudan a tener prosperidad y abundancia en tu vida, ideas tales como “nunca lo conseguiré”, “no puedo hacer nada”, “con el amor siempre fracaso”, con las que organizamos la vida, no conviene que capten. Si cambiamos la narrativa, tal vez cambia la historia, sin dejar de ser nosotros mismos / as, siendo más flexibles, huyendo de determinismos y probando otros caminos, otras salidas, en definitiva siendo más libres. La adversidad aparecerá pero con un discurso funcional (positivo) es más probable que la percepción sea más deseable.
Una crisis se puede pensar como una desgracia o como una oportunidad de cambio y, una equivocación como un fracaso o bien como un aprendizaje. La conducta tiene lugar cuando pasamos a la acción, cuando hacemos algo, ante un mismo hecho puedes pedir ayuda o bien aislarte; preocuparte por los problemas o bien ocuparte de las soluciones.
Somos los escultores, los narradores, los escritores, … de nuestra vida (realidad subjetiva) y la vida puede tener muchas caras y relatos. Un mismo hecho adquiere relatos, significados y actitudes diferentes.
En general, convivimos con todas las emociones con alternancia y de manera inevitable, por tanto, el estado de ánimo puede ser cambiante y lábil, pero la experiencia de bienestar subjetivo es estable, se mantiene en el tiempo e impregna nuestra vida . Tras las adversidades, vuelve la calma.
Si nos fijamos bien, siempre hay cosas positivas (agradables) alrededor y si miramos de encontrarlas, de decirnos, sin embargo …, evitamos el sentimiento de indefensión. El optimismo no es un engaño y si lo fuera, lo sería al menos tanto como el pesimismo. El vaso está medio lleno y es medio vacío. Todas las historias están dentro de nosotros. Nadie nos puede obligar a pensar de manera determinada, podemos pensar y escribir lo que queramos. En este sentido, el poder está en nuestras manos.